Los aires acondicionados son equipos que durante mucho tiempo han estado envueltos en una gran cantidad de mitos. Muchas personas suelen conocer esos mitos y muchas veces creerlos. Esto podrías llegar incluso estar a la par de los mitos que rodean a las coberturas del seguro.
Sin embargo, lo cierto es que, la gran mayoría de mitos que están relacionados con los aires acondicionados son falsos. Es por ello que, en el día de hoy, quiero desmentir algunos de los principales mitos sobre los aires acondicionados.
Mitos sobre los aires acondicionados
A continuación, te hablaré sobre 7 mitos que tienen que ver con los aires acondicionados que son completamente falsos. Esto te va a ayudar a que puedas conocerlos mucho mejor.
1. No es necesario limpiar las aletas y las bobinas
Las bobinas y aletas del evaporador que se encuentran dentro del AC permiten que el calor vaya desde el refrigerante del sistema al aire. De la misma forma, las bobinas del condensador absorben el calor del interior de la casa. Este importante proceso de mover el calor puede verse obstaculizado por capas de polvo y suciedad.
Si nunca revisas tus bobinas, esa suciedad te está costando dinero y disminuyendo la eficiencia. Limpia tu aire acondicionado al principio de la temporada de calor y revísalo de vez en cuando, especialmente después de tormentas o vientos fuertes, para asegurarte de que las bobinas y las aletas se mantienen limpias.
2. Bajar la temperatura para que enfríe más rápido
Este error común proviene de los viejos tiempos, cuando muchos propietarios no sabían cómo funcionaban sus sistemas de aire acondicionado. Con frecuencia, la gente bajaba la temperatura de sus termostatos, pensando que el aire acondicionado enfriaría la habitación o la casa más rápidamente. Pero no es así.
El aire acondicionado trabaja igual de duro para bajar la temperatura un grado que para bajarla 20. Es sólo una cuestión de tiempo y de los ajustes que hayas elegido.
3. Cuanto más grande sea la unidad, mejor
Las unidades de aire acondicionado se dimensionan cuidadosamente según la cantidad de pies cúbicos que necesitan para enfriar. Esto es especialmente importante a la hora de comprar una nueva unidad de aire acondicionado o de renovar la de tu casa. Si una unidad de aire acondicionado está clasificada para un espacio más pequeño que el que dispones, trabajará demasiado para enfriar el aire, se desgastará más rápidamente y tendrá dificultades para satisfacer las demandas del termostato.
Si la unidad de aire acondicionado está pensada para un espacio mayor del que tiene, se encenderá y apagará constantemente, desgastándose y volviéndose poco fiable con el tiempo. Presta atención a la capacidad y elije la unidad adecuada para el espacio que tienes.
4. Es mejor dejar que el aire acondicionado funcione hasta que deje de funcionar
El coste inicial de la sustitución de su unidad de aire acondicionado es elevado, pero eso no significa que deba evitar una nueva compra. No cometas el error de mantener tu viejo aire acondicionado más tiempo del que debería. Un aparato de aire acondicionado viejo funcionará mal, te costará más dinero en reparaciones y acabará dando más problemas de los que vale.
5. Cierra las rejillas de ventilación de las habitaciones que no utilizas
Por lo general, esto no ahorra energía. Tal y como está diseñado un sistema de calefacción y refrigeración residencial, la unidad de tratamiento de aire (o ventilador) mueve una determinada cantidad de aire independientemente de las rejillas de ventilación que estén abiertas o cerradas. El cierre de las rejillas puede reducir el aire total movido por el ventilador, lo que reduce su eficiencia.
6. Su unidad de aire acondicionado está lista para el verano sin preparación
¿En serio? Antes de que llegue el calor realmente agobiante, asegúrate de que tu aire acondicionado está listo para ponerse a trabajar. Es posible que tengas que limpiar la suciedad y los residuos, comprobar el nivel de refrigerante y sustituir el filtro del ventilador.
7. Dejar la temperatura al mismo nivel todo el día te ahorrará dinero
Puedes recortar entre un cinco y un 20 por ciento de tu factura de energía ajustando tu sistema de refrigeración a cuatro o seis grados más cuando esté en el trabajo o de vacaciones, y bajándolo automáticamente a 26 grados cuando estés en casa.