Las inyecciones cosméticas son un procedimiento no quirúrgico muy popular (y a menudo incomprendido), famoso por reducir la apariencia de las líneas y arrugas faciales. Cuando se inyecta en pequeñas dosis, el Botox, una de las principales marcas, suaviza y mejora el contorno de la cara, dando un aspecto más juvenil. El Tratamiento de botox puede utilizarse de forma preventiva para conservar un cutis joven y retrasar la aparición de patas de gallo, líneas de expresión y arrugas.
En concreto, el Botox es una forma altamente purificada y diluida de la toxina botulínica que bloquea temporalmente la conexión entre los nervios y los músculos. Cuando se administra en zonas con líneas o surcos, como la frente y la zona de los ojos, el Botox relaja los músculos faciales, alisando así la piel que hay encima. Esta parálisis muscular parcial es temporal y, cuando se administra correctamente, sutil. El fantasma de la “cara congelada” y el “efecto túnel de viento” son cosa del pasado, siempre que su médico tenga una amplia experiencia médica y estética.
El origen de Botox
El bótox tiene una historia llena de color. Es el tratamiento cosmético más popular del siglo XXI, pero fue descubierto hace cien años por Émile Pierre van Ermengem, un científico belga, durante un brote de botulismo en 1920. Su potencial terapéutico no se vislumbró hasta la década de 1970, cuando se probó como tratamiento para los trastornos oculares relacionados con los músculos. Los investigadores descubrieron el efecto milagroso que la toxina botulínica A tenía sobre el estrabismo, o los ojos cruzados, cuando se inyectaba en dosis bajas, y observaron un efecto secundario inesperado.
Los monos de prueba mostraban unas líneas de la glabela notablemente suavizadas, las “líneas del ceño” verticales entre las cejas, un efecto que persistía durante meses. Esto no se observó en un sujeto humano hasta 1987, cuando oftalmólogos canadienses inyectaron lo que entonces se comercializaba como Oculinum en las arrugas del entrecejo de sus asistentes, probando la primera aplicación cosmética de Botox del mundo y revolucionando la industria cosmecéutica.
En los primeros años, la popularidad del Botox creció de forma meteórica, sobre todo en EE.UU., acompañada de un infame mercado negro, profesionales de dudosa reputación y un uso fuera de lo establecido, que llegó a los titulares.
Posteriormente, la normativa es más estricta, sobre todo en el Reino Unido, y los tratamientos de bótox fiables están disponibles en todas partes. Decenas de millones de personas en todo el mundo se han beneficiado de este notable descubrimiento en constante evolución, con un potencial cada vez mayor. Cada vez más utilizado en el tratamiento de las migrañas e incluso de la depresión, la historia del Botox aún no ha terminado.
Aunque los tratamientos cosméticos inyectables se han normalizado y generalizado casi por completo, el tratamiento por parte de un cirujano plástico sigue siendo el estándar de oro. Un experto es el mejor puerto de escala si desea sentirse seguro, tener acceso a consejos de consulta de seguimiento y estar seguro de la regulación del tamaño de la dosis adecuada.
¿Vale la pena el tratamiento de Botox?
Cuándo quieres realizar un retoque cosmético, es probablemente que pienses que lo que necesitas es una cirugía plática. Sin embargo, hay algunos problemas que pueden resolverse sin la necesidad de pasar por un quirófano.
El Botox es capaz de ayudarte con diferentes problemas, especialmente las arrugas y las marcas de expresión. Todo eso sin la necesidad de pasar una cirugía y todo lo que esto conlleva. Además, es un procedimiento sencillo y rápido, desafortunadamente, este es un tratamiento temporal, por lo cual, si decides hacerlo vas a tener que repetirlo de forma constante para mantener los resultados.
¿Es más barato el Botox que una cirugía?
Todos sabemos que las cirugías estéticas no son precisamente económicas, por lo cual, si quieres realizar una puede llegar a costarte algunos miles de euros. Por su parte, una sesión de Botox tiene un precio mucho más asequibles y puede ir desde unas decenas, hasta cientos de euros.
A pesar de que el tratamiento con Botox es mucho más económico, lo cierto es que debe realizar entre 3 y 4 veces por año. Por lo cual, a la larga esto puede llegar a ser algo más costoso a la larga.